Renuncia Silenciosa vs Burnout

Es raro entrar en LinkedIn y no ver multitud de publicaciones hablando sobre “la renuncia silenciosa” o en inglés “quiet quitting”. En muchas de esas publicaciones, se relaciona este fenómeno con el Burnout.

Es cierto que el burnout y la renuncia silenciosa son dos fenómenos relacionados con el trabajo y la salud mental de los empleados, pero tienen diferencias significativas para los trabajadores.

El efecto de la Renuncia Silenciosa

Estamos en la era digital y esto tiene un impacto en la forma en que las personas trabajan y en la vida profesional en general. No me quiero extender aquí porque hoy en día todos sabemos lo que eso significa -leer correos a cualquier hora, contestar WhatsApp de tu jefe/a en cualquier momento del día, llamadas de clientes fuera de tu horario laboral, etc.- Tener la sensación que para poder cumplir con las expectativas de las empresas hay que estar conectados todo el día sacrificando parte de la vida personal.

Si a esto le añadimos que los trabajadores están experimentando una disminución del poder adquisitivo debido a la inflación y el aumento de precios, el resultado es la desaparición de la motivación.

Es decir, el resultado es trabajadores descontentos con su trabajo – o con la empresa en general-, que manifiestan una disminución en la calidad y cantidad del trabajo realizado, falta de iniciativa y una actitud desinteresada. Sin embargo, no han tomado medidas concretas para solucionar estos problemas (solicitar aumento de sueldo, cambiar de funciones, asumir nuevos proyectos, presentar su renuncia, etc.). Son trabajadores que persiguen el bienestar y el equilibrio en su vida personal tomando distancia y poniendo límites al trabajo. Esto es lo que se ha denominado como “renuncia silenciosa” o “quiet quitting”.

En resumen, trabajadores desmotivados y “poco ambiciosos” que se limitan a hacer lo estrictamente necesario para no ser despedidos.

Trabajadores ambiciosos

Escribo entrecomillado “poco ambicioso” porque la ambición es un término muy subjetivo que daría para un par de entradas, y no tengo claro que alguien se las fuese a leer.

La definición de ambición varía de persona a persona y depende de sus metas y prioridades individuales. La ambición no se limita a la carrera profesional y puede incluir otras áreas de la vida, como la familia, los amigos, la salud y los intereses personales.

Algunas personas pueden ser ambiciosas en cuanto a sus metas personales y elegir dedicar más tiempo a ellas en lugar de a su carrera profesional. En este sentido, tomar distancia del trabajo, poner límites y priorizar la vida personal no significa que una persona no sea ambiciosa. Me atrevería a decir que justo lo contrario.

Y justo esto, es la principal deferencia entre una persona que experimenta la “renuncia silenciosa” con otra persona que sufre “Burnout“.

El efecto del Burnout

El Síndrome de Burnout -como cualquier constructo psicológico- tiene multitud de definiciones, pero la más aceptada es la de la psicóloga Christina Maslach, que lo describe como una forma inadecuada de afrontar el estrés crónico, cuyos rasgos principales son el agotamiento emocional, la despersonalización y la disminución del desempeño personal.

Voy a tratar de definir de forma muy resumida estos tres rasgos:

Agotamiento emocional

El agotamiento emocional se refiere a la sensación de estar emocionalmente sobrepasado y sin recursos para afrontar las demandas del trabajo. Esta sensación se manifiesta en síntomas como cansancio, frustración y una sensación general de desgaste.

Disminución de la realización personal

Se refiere a la sensación de que el trabajo no tiene un propósito significativo, que las metas profesionales no se están alcanzando y que no se están utilizando las habilidades y capacidades de la persona de manera efectiva.

Esta dimensión del burnout puede manifestarse en una sensación de estancamiento o de no avanzar en la carrera, en una falta de motivación para hacer bien el trabajo y en una disminución en la autoestima y la autoeficacia.

Ambos fenómenos pueden tener un impacto negativo en la productividad y el rendimiento de los empleados, pero la renuncia silenciosa puede ser más difícil de detectar y prevenir, ya que los empleados no muestran señales obvias de descontento o insatisfacción.

Saber identificar correctamente si un trabajador está experimentando la Renuncia Silenciosa o está sufriendo Burnout es fundamental para prevenir la pérdida de talento y productividad en el entorno laboral.